Santa Iglesia Basílica Catedral Nuestra Señora de la Asunción

 

La actual Catedral de Santander, dedicada a la Virgen Nuestra Señora de La Asunción, está formada por dos iglesias superpuestas de idéntica planta, de estilo gótico. La iglesia Baja, actual parroquia del Santísimo Cristo, que se construyó durante el primer tercio del siglo XIII para albergar las reliquias de dos soldados romanos martirizados, San Emeterio y San Celedonio, patrones de Santander; y la superior o Alta, la antigua Abadía de Sancti Emeritii et Celedonii, posteriormente, iglesia colegial de los Cuerpos Santos y hoy Catedral de Santander, levantada en el segundo tercio del siglo XIII y reconstruida y ampliada después del incendio sufrido por la ciudad en 1941.

A pesar de las transformaciones sufridas a lo largo de sus 800 años de historia, el edificio de la catedral, declarada monumento histórico artístico del Tesoro Nacional el 3 de junio de 1931, es uno de los conjuntos góticos más singulares de toda la Cornisa Cantábrica. Se levantó sobre las ruinas de una acrópolis romana, en el antiguo cerro de Somorrostro, elevada entre 12 y 18 metros sobre el nivel del mar, en un  lugar rodeado por agua y con unas excepcionales condiciones estratégicas y defensivas.

El Santísimo Cristo

La Iglesia Baja o Iglesia de los Mártires se conserva, practicamente, íntegra, tal y como fue en sus orígenes. Se construye sobre los restos de otros templos levantados por la comunidad monástica allí asentada, al menos, desde el siglo VIII, y, a su vez, sobre los de una acrópolis de época romana que habría surgido al abrigo del Portus Victoriae Iolubrilubrigensium, el actual puerto de Santander, construido por los hombres de Octavio Augusto después de la derrota de los cántabros en el 19 d.C.

La idoniedad del asentamiento favorece que sea elegido por los cristianos que huyen de la invasión musulmana, desde el interior de la meseta, a partir del 711, para guardar las reliquias de los Santos Emeterio y Celedonio. Es probable que ya a finales del siglo VIII, el lugar de enterramiento se convirtiera en santuario y luego en monasterio, adquiriendo cierta relevancia en tiempos del rey leonés Alfonso VI que le otorga varios privilegios.

Su fábrica comienza una vez eregida en colegiata y después de la recepción del fuero, en 1187, que supone el reconocimiento de la entonces población de Santander, como una villa, y el nombramiento de su abad, como señor jurisdiccional y administrador de sus rentas.

Claustro

De todo el conjunto monumental el claustro es el último en edificarse. Construido en el siglo XIV en el «cimenterio de la iglesia», tiene planta trapezoidal y se adaptada a la forma accidentada del cerro sobre el que se eleva, hasta 13 metros por encima del agua de la bahía de Santander en su muro sur.

Se trata de un claustro de estilo gótico cistercienses, cuyas naves se abren al exterior mediante arcos apuntados que se apoyan sobre columnas de fuste de sección octogonal. Cada grupo de cuatro o tres arcos es envuelto externamente por un gran arco escarzano. Entre estos grupos de arcos y columnas aparecen, rítmicamente dispuestos, grandes contrafuertes exteriores que se encargan de soportar los enormes nervios cruceros de las bóvedas de las galerías que son de crucería.

Torre de la Catedral

En la actualidad, la torre campanario de la catedral alberga un centro de interpretación dedicado a divulgar la historia la ciudad de Santander, tan marcada por numerosos y duros acontecimientos, como la explosión del Cabo Machichaco, ocurrida en 1893, o el incendio de Santander que propagó el viento sur una madrugada de 1941.

Si accedes el campanario es posible contemplar las campanas que forman el conjunto de la catedral, que si bien son de factura reciente, las originales perecieron en el incendio, conservan el nombre de las medievales, como el Campanón de los Mártires; sabrás donde fueron creadas y qué días voltean, y disfrutarás, además, de una vista panorámica del centro de la ciudad desde las alturas.